Un buen y esperado final. Soy por fin quien se ha escondido bajo el uniforme, bajo el código, bajo muchas miradas. Hoy soy Catalina Alejandra Montero Ramírez, sin pertenencias, sin institución educativa, sin timbre, sin inspectora, sin sala, sin puerta, sin horario, sin profesores, sin electivo, sin notas, sin nada. Por fin puedo disponer de toda la libertad que me regalaron mis papás sin que el colegio interfiera limitándolo todo. Por fin se acabó.
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