lunes, 14 de enero de 2013
Días blancos, negros y grises...
Comienzan mal, teñidos de una cosa que vive en el pecho, que obligan a recordar que hay pulmones y corazón. En los blancos todo pasa rápido, todos los colores se unen y me quedo mirando como todo pasa y en mi mente y en mi vida no pasa nada, estoy, soy el punto fijo del tornado. No logro hablar, no me muevo. Sólo observo estúpidamente. En los grises el día está lento, los movimientos son lentos, sólo se piensa en una cosa, no se hace nada útil, sólo se camina y se piensa en cosas que ya no existen, cosas que ya fueron. Miro el cielo y todo es lento, luminoso y molesto. Los negros son abrumadores, son esos donde todo pasa demasiado rápido, donde se quiere hacer pero se está atado, se quiere hablar pero sólo se grita a través de una mordaza, los pensamientos son macabros, crueles, devastadores... desesperanzados, y no se acaban en sí mismos, no hay un mañana, sólo absurdo y doloroso presente.
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