No está mal dejarse querer, por el contrario está muy bien, el corazón descansa y se alegra, y más aún se motiva a seguir amando. He aprendido que hay amor que no se entrega y se muere, y sé que hay mucho en mí. Que el miedo a entregarlo es peor que sufrir por entregarlo. A veces se acaba el tiempo y lo que pudo ser no fue.
No está mal dejarse de pelear, dejarse de pesadeces, guardar silencio en lugar de seguir con las discuciones que no van a ninguna parte o dejarse ganar con tal de cuidar una relación. Aunque a veces cuesta, hay que tragarse el orgullo y morir a un triunfo invisible.
No está mal hacer silencio para escuchar y escucharse, está muy bien, sólo en el silencio podemos ordenar nuestra cabeza, sólo en el silencio se aclara ese murmullo que siempre se escucha tras el ruido.
No está mal dormir quince minutos más, no está mal tener que correr por eso, quizás tu sueño aporte más a tu vida que llegar a la hora. No está mal llegar un poco tarde a veces... sólo un poco.
No está mal dejarse de ironías... ya perdí la capacidad de diferenciar en qué momento se acaba la ironía y se pasa a la verdad, es mejor hablar con franqueza sin ser dura, por el contrario ser siempre cordial.
Está bien tomar las manos, aunque estén frías, siempre son un apoyo, y mostrarlas es signo de confianza.
Está bien llorar a veces, si no las lágrimas empiezan a inundar el alma de tristeza, mojan el cerebro e impiden pensar, ver, escuchar, etc.
Y aprendí que reencontrarse siempre es bueno, no sé por qué pero lo es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario